Amigos y estudiosos del ganador del Premio Juan Rulfo lo agasajan en una celebración por su galardón.
Besar a Juan García Ponce “como las locas, hasta el último suspiro”, es la máxima ilusión de las mujeres, confesó Elena Poniatowska en su intervención durante el homenaje que amigos del Premio Juan Rulfo 2001 realizaron la noche del domingo.

El Salón Literario de la Expo se vio rebasado en su capacidad, por lo que muchos interesados en ver de cerca al escritor yucateco se quedaron con las ganas, sin más remedio que pescar el siguiente evento en el que estuviera presente, antes de su partida el martes 27.

Además de Poniatowska, el pintor Manuel Felguérez, el poeta José Luis Rivas, los escritores Rafael Humberto Moreno Durán y José de la Colina, así como las investigadoras Raquel Serur y Magda Díaz y Morales, exaltaron en sus disertaciones la producción literaria, la crítica del arte y la vida del autor de “El Gato”.

Poniatowska pasó de las rememoraciones de la vida personal de su amigo, quien la contempló desde el público durante la lectura de su discurso, al lado de su hija Mercedes García Oteyza, a reflexionar sobre su trabajo literario.

Rivas leyó una serie de poemas que dedicó especialmente a su amigo. “Heridos nuestros ojos, nos aferrábamos a tientas a la desnuda sensación de un mundo núbil que, después lo supimos, era la sola luz en soledad surgiendo. La marea al volver nos arrojó de golpe en una playa abandonada”, leyó el poeta.

De la Colina, que todavía se mantuvo junto a Felguérez en un tono familiar y nostálgico, porque hasta cantó versos con que los que se burlaban del homenajeado en sus años de juventud, admitió que él soñó con escribir todo lo que García Ponce ha producido.

“El, traidoramente, ha usurpado esas funciones del escritor soñado por mí. Yo siempre creí que iba a escribir más que Juan García Ponce, pero él en otra de sus astucias malignas, se enfermó o finge que está enfermo, porque espérense ustedes, en cualquier momento puede levantarse y echar a andar y a bailar como bailaba en nuestras fiestas inmorales en la Colonia Condesa”, dijo el escritor.

Y luego de la nostalgia, con Díaz y Morales el panorama se equilibró, ya que esta investigadora se encargó de evidenciar que el contexto literario en la obra de García Ponce incluye tanto a Robert Musil como a Pierre Klossowski, y también a Proust, Joyce, Villaurrutia, Lezama Lima o Borges, entre otros.

Raquel Serur, por su parte, quiso plantear cómo el eros vive para el homenajeado con el arte de amar, es decir, con la transfiguración del sexo puramente animal o burgués en un drama, en una creación imaginaria, en un hecho estético.