JUAN GARCÍA PONCE DONÓ 22 CUADROS A LA UDEG

RayuelaLas pinturas de Soriano, Gironella, Cuevas, entre otros artistas mexicanos, que en conjunto llevan el título de Rayuela y evocan este juego, serán exhibidas en la Casa Cortázar.

Las miradas de los jaliscienses podrán jugar en el “bebeleche” formado por 22 cuadros de grandes pintores mexicanos que Juan García Ponce acaba de donar a la Universidad de Guadalajara. Este escritor yucateco afincado en la ciudad de México agradece con esta colección, titulada Rayuela en homenaje a Julio Cortázar, las atenciones que esta casa de estudios tuvo con él el año pasado, cuando vino a la ciudad a recibir el XI Premio Juan Rulfo en la Feria Internacional del Libro, que se celebró del 24 de noviembre al 2 de diciembre.

Juan Soriano, Alberto Gironella, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, Arnaldo Coen, Vicente Rojo, Roger von Gunten, Irma Palacios y los cuatro hermanos Castro Leñero, son algunos de los 22 artistas incluidos en esta colección que lucirá horizontalmente en el muro más largo de la Casa Cortázar (Lerdo de Tejada 2121), que será la sede del Centro de Estudios de Literatura Latinoamericana Julio Cortázar, cuando el Consejo General Universitario lo apruebe y se termine la adaptación de la finca como centro cultural.

Los cuadros miden 40 x 80 centímetros cada uno, y el “bebeleche”, “avión” o “rayuela”, nombres con los que se le conoce al juego que evoca esta colección, mide alrededor de 7 metros de largo, y en las partes más anchas 1.6 metros (ver gráfico). Hay una valuación de los años ochenta que dice que los cuadros cuestan 250 millones de viejos pesos, por lo que tendría que hacerse un nuevo avalúo para saber su costo actual. Originalmente había un cuadro de Francisco
Toledo, pero hace años fue sustituido por uno de Miguel Ángel Alamilla.

“En la pasada edición de la FIL se invitó a los amigos de García Ponce, de su generación y más jóvenes, se habló de su obra, en fin: se le hizo la fiesta que se merece. Estaba muy entusiasmado por recibir el premio Juan Rulfo. Hacía más de 30 años que no salía, no sólo de la ciudad de México, sino de sus casa”, recuerda Dulce María Zúñiga, directora del Premio Juan Rulfo y coordinadora de la Cátedra Julio Cortázar.

García Ponce estuvo durante la FIL con sus dos hijos, su ex esposa Mercedes de Oteyza, su asistente María Luisa Herrera y dos enfermeras. “Estuvo feliz. Cuando regresó a México mandó un fax de agradecimiento que decía que se le había atendido como si hubiera recibido el premio Nobel. Sintió el cariño de la gente”, dice Zúñiga.

Un mes después, en enero, este escritor envió un comunicado al rector Trinidad Padilla López en el que dice: “Habiendo conocido la Universidad y sabiendo de la Cátedra Julio Cortázar, así como de la biblioteca especializada que están haciendo, pensé en la donación de Rayuela que he guardado durante 14 años, que no podría estar en mejor lugar”. El rector contestó al escritor aceptando la donación.

Desde el inicio de su aventura intelectual, Juan García Ponce se entregó a la creación de libros de relatos, novelas, crítica de arte, que en conjunto forman ahora una obra vasta y compleja. Es autor de títulos como La noche, Figura de paja, El gato, Inmaculada o los placeres de la inocencia y Crónica de la intervención. Introdujo en México y Latinoamérica, en una vasta serie de libros de ensayos, figuras de la literatura de Europa central como Robert Musil y Herman Broch. En sus escritos sobre arte se ha aproximado a pintores como Cuevas, Tamayo, Klee y Rojo.

Rayuela es ejemplo del coleccionismo al que se ha entregado García Ponce. Acerca de este conjunto de cuadros, que también es un “modelo para armar”, este escritor dice: “No es imposible que los veintidós pintores mexicanos que le rinden homenaje a Julio Cortázar haciendo con sus obras una imposible Rayuela, lo que en México llamaríamos un Avión, hayan tenido en cuenta esta conciencia de la imposibilidad en su imposible intento. Se trata, por supuesto,
de una rayuela imaginaria. Todas lo son”.

“Abrir, una vez más, la posibilidad de jugar un juego tan imaginario como el que nos entrega la lectura de Rayuela es la intención de esta Rayuela. Dos cuadros unidos, uno de cada pintor, forman una ‘casa’ y la unión de cuatro cuadros en semicírculo forma el ‘Cielo’. Claro, es imposible transitar por esta rayuela. Como la novela, está abierta sólo a la contemplación y la que puede brincar por cada una de sus casas hasta llegar al cielo es la mirada”, describe García Ponce en el texto que acompañó a la colección cuando se exhibió en el Festival Cervantino de Guanajuato en 1984, para el que este escritor organizó dicho proyecto, basado en una idea de Vicente Rojo.

Dulce María Zúñiga informa que la donación ya está hecha, pero que próximamente se firmará un Convenio de donación en el que aparecerán algunas condiciones para que la UdeG mantenga la colección, por ejemplo: cómo debe mostrarse, cómo se debe cuidar. “La universidad se compromete a tenerla permanentemente exhibida, en condiciones ideales y a darle mantenimiento para que se conserve, y si no, si hay incumplimiento, se regresa. Habrá una cláusula”, señala.

Zúñiga será la responsable de la recepción de esta obra, por parte de la UdeG, y Mercedes de Oteyza, designada por García Ponce, se encargará de hacer la entrega. Este proceso llevará algunos meses, al término de los cuales en la
Casa Cortázar se podrá jugar a este “bebeleche” de arte.

rayuela2