Espléndido el calor humano que prevaleció en el homenaje que Profética rindió al autor y pensador mexicano Juan García Ponce el pasado viernes. Con un lleno total, los asistentes a esta velada escucharon las palabras de los conferenciantes que recordaron al artífice de la palabra, al escritor de la mirada y el erotismo. La noche estrellada fue cómplice adecuada para que, al finalizar la exposición de los oradores, el público comentara, preguntara, intercambiara opiniones, sobre el autor yucateco y su vasto universo literario.
El doctor Frank Loveland Smith, Coordinador de la Maestría de la Universidad Iberoamericana e integrante de Profética, habló sobre la importancia de Crónica de la intervención en la literatura no sólo mexicana sino hispanoamericana, subrayando en su discurso el papel de la mujer en esta obra del narrador yucateco, en especial resaltó la dualidad Mariana-María Inés.
El especialista en letras francesas y escritor José Antonio Lugo, evocó la significativa importancia que ha tenido para él los años que pasó como asistente de Juan García Ponce. Asimismo, ofreció una perspectiva muy interesante sobre las mujeres en su narrativa, finalizando con un entrañable brindis en su honor.
La crítica literaria y doctora en literatura Magda Díaz y Morales destacó la gran importancia del legado intelectual de Juan García Ponce “sin el cual, afirmó, la cultura mexicana actual no sería la misma”. Respecto al erotismo en la escritura del Premio Rulfo señaló que es “la transgresión por excelencia, el quiebre del límite que entrega a indescriptibles deleites donde la revelación y el éxtasis se conjugan en la experiencia intensa del ser que la vive, que busca la continuidad, lo eterno detrás de lo perecedero”.
De esta forma, se conjuntaron los excelentes discursos de tres cómplices de la obra de este notable autor en una charla amena, colmada de anécdotas, recuerdos y nostalgia, palabras arropadas por una mágica atmósfera gracias a los delirios de la imaginación de Juan García Ponce que siempre estuvieron presentes.
Puebla de los Ángeles, 2 de abril, 2004.