LAS FRONTERAS DE LA OBRA DE JUAN GARCÍA PONCE
NO COLINDAN CON NINGUNA FE POLÍTICA, DOGMA O RELIGIÓN
Enrique Morales
Ciclo Al filo de la literatura
“El juego de la imaginación de la obra de Juan García Ponce cuenta con la virtud de que sus fronteras no colindan con ninguna fe política, dogma o religión. La velocidad de su luz no conoce de leyes físicas; el licor de su vino no tiene cántaro que lo contenga; las perlas que le crecen vienen de ostras magníficas, y su silencio es una armonía capaz de ocuparlo todo y dejar cicatrices iluminadas para siempre por el alto rango de su esplendor”, afirmó el poeta yucateco Roger Metri, con motivo de la mesa redonda Entrada en materia con Juan García Ponce que se celebró la noche del 9 de abril en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, como parte de las actividades del ciclo Al filo de la literatura en su apartado Siglo XX: al filo de la modernidad.
Metri, director de Literatura del Instituto de Cultura de Yucatán, dijo que para García Ponce la obligación de todo escritor, aparte de escribir bien, es ampliar los límites de la experiencia, con lo cual lo considerado como pornográfico dejaría de ser tomado como tal. Agregó que sus escritos llevan al buen decir, pero se alimenta del pensar. “Habla lo mismo de pintura que de una pieza teatral o un libro, traspasa imágenes verbales y acontecimientos fulgurantes para hacerlos teatro, novela, cuento y ensayo”, porque la literatura se construye de sueños y libertades, señaló.
Por su parte, el escritor Hernán Lara Zavala comentó que el tajante e iluminador profesor, leitmotiv de la moda, pensador incomprendido y filósofo se ha distinguido siempre por ser un hombre valiente y franco, poseedor de un gran sentido del humor y un amor inquebrantable a la literatura. Apuntó que el autor de Crónica de una intervención es, tal vez, junto con Carlos Fuentes, de los escritores más prolíficos, talentosos y productivos de México.
Por su parte, la filósofa y escritora Raquel Serur narró la siguiente anécdota: durante el sexenio de Luis Echeverría, García Ponce fue invitado a desayunar, junto con la clase intelectual y artística mexicana, a la residencia presidencial, a lo cual el ensayista contestó: “Yo desayuno solo y en mi casa”. Desde entonces, dijo, García Ponce no ha cambiado nada, sigue teniendo la fuerza necesaria para acompañar su soledad y literatura, la cual está dedicada a explorar el misterio del erotismo y su vida, en tanto demuestra ser día a día una manera exitosa de burlar a la enfermedad, que quiere hacerle invisible su existencia.
Por último, Sealtiel Alatriste, luego de hacer un breve balance de su relación amistosa con Juan García Ponce desde la universidad, dijo que éste escribe sobre lo que lee y “gracias a Dios, es un crítico objetivo que parte de su subjetividad”. Asimismo, explicó que todos los libros de García Ponce parten de un mismo principio: sus lecturas, las cuales se remontan a su amor por Musil, Borges, Mann y Joyce, entre varios más. Reconoció que el gusto y el placer por leer tiene con el autor de El gato a uno de sus maestros, con quien “no tuve ninguna clase, pero me bastó una charla para abrirme un horizonte”, concluyó.
El ciclo Al filo de la literatura forma parte de las actividades organizadas por el Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
CONACULTA, 13 de abril, 1999.