Por: Mariana Islas
Relieves extraordinarios adquiere el hecho de que las mujeres que pinta Juan García Ponce sean del todo distintas, en contraste con las féminas que han dado a la literatura mexicana el resto de escritores o, incluso, las mismas escritoras.
Así lo expuso Ignacio Trejo Fuentes durante una charla amena y plena de anécdotas que preparó la Librería José Luis Martínez, del Fondo de Cultura Económica, la noche del jueves con la intención de que se aparecieran García Ponce y su literatura.
José María Espinasa y Josué Valencia, además de Trejo Fuentes, conjuntaron tres excelentes textos en los que la estética y objetivos literarios del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo se pudieron vislumbrar.
Mujeres que no se detienen ante nada hasta lograr lo que les parece justo, tajantes y determinadas hasta llegar a la felicidad, así describió Trejo Fuentes a las protagonistas que se roban la escena en las narraciones de García Ponce. “Actúan en medio de situaciones amorosas o desamorosas, pero estas mismas no se dan con toda la ortodoxia de otras obras del país”, apuntó. Ni Santa, de Federico Gamboa; Susana San Juan, de Rulfo; Aura o Consuelo, de Carlos Fuentes; Estefanía, de Fernando del Paso; las hermanas Baladro, de Jorge Ibargüengoitia; Catalina, de Angeles Mastreta o Jesusa Palancares, de Elena Poniatowska se parecen a las mujeres del homenajeado. “Las de Juan son distintas, ajenas, lejanas, porque tienen proyectos de vida bien claros y se aplican con celo a ellos, y fundamentalmente porque son seres pensantes”, afirmó. “Toda la narrativa de García Ponce está preñada de un erotismo que a veces raya en la pornografía. El propio Juan prefiere etiquetarse como pornógrafo que como erotómano”, agregó.
Espinasa se unió a esto, como Valencia, ya se trata de un autor que coloca al placer sexual como una estética en sus textos.
Los tres tuvieron un punto coincidente: mencionar el estruendoso inicio de la más reciente novela de García Ponce, Crónica de la Intervención (FCE, 2001), en la que queda claro cuál es el objetivo del Premio Juan Rulfo de este año.
“La posesión sexual es una desposesión, me anulo en el otro siendo el otro, me transformo en él, me integro en él”, explicó Espinasa de algo que ha sido estudiado por la psicología, pero que en García Ponce se vuelve una estética, un estilo.
Mural, 08 Septiembre 2001.